19 febrero, 2023

🧠 ¿Qué es y cómo funciona la memoria de los alumnos?

Uno de los aspectos que más nos debería interesar a los/as docentes, al eso creo, es cómo funciona la memoria de los alumnos /as, cómo aprenden, qué buenas prácticas podemos llevar a cabo en el aula para hacer más eficaz la adquisición o qué aspectos evitar porque suponen una barrera para el aprendizaje.

Lo sé. Este es un tema amplio a la par que complejo pero en este artículo voy a intentar explicar de una forma sencilla (creo) una aproximación a todo lo que he ido aprendiendo y leyendo durante meses sobre este tema.

¿Qué es la memoria?

La primera pregunta que nos debemos hacer es obvia: ¿a qué nos referimos cuando hablamos del concepto "memoria"? Durante este artículo nos referiremos a ella como:

La habilidad del cerebro para moldearse a partir de nuestras experiencias y que nos permite responder mejor a situaciones de nuestro entorno.

Podcast: "Hambrientos"

Por lo tanto, siendo la habilidad que tiene el cerebro para moldearse (y ya no solo la retención de datos, que es a lo que normalmente nos referimos con "memoria" y vendría a ser un 10% de la función de la memoria), podemos decir que la memoria es imprescindible para el aprendizaje.

Las acciones que hacemos en nuestro día a día, todas ellas dependen de la memoria. Desde conducir, pasando por el lenguaje y terminando en la capacidad para reconocer e identificar una puerta.

¿Cómo funciona la memoria de los alumnos?

Y también la nuestra, por supuesto. Una vez ambos damos el mismo significado al concepto "memoria", debemos subrayar que tenemos muchísimas memorias. Y estas (y esto es importante) no son independientes, es decir, no funcionan como cajones aislados en los que se recopila información, sino que forman una red de conexiones que hace que se complementen e interactúen entre ellas.

Un ejemplo que a mí me ayuda a visualizar este funcionamiento (aunque no sé si es 100% así) es el grupo de trabajo cooperativo. Es decir, imaginemos que un equipo de trabajo en el aula, formado por 5 alumnos y alumnas. Cada uno de ellos y ellas es una memoria, tiene un rol y unas características dentro del conjunto. A sí mismo, todos y todas trabajan conjuntamente para lograr un objetivo común, aportando según sus propiedades.

Dentro de todas estas memorias nos vamos a enfocar en tres: la sensitiva, la de trabajo y la de largo plazo.

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La memoria sensitiva

Es la más primitiva. Según entiendo, está formada por cinco submemorias (cada una para recibir y trabajar la información que recibimos de cada sentido). Esta memoria está constantemente recibiendo miles de estímulos por cada uno de los cinco sentidos. ¿Y qué hacemos con toda esa información?

Vamos percibiendo sonidos, texturas, colores, objetos, olores, etc., pero no son muchos los que logran pasar al “primer plano”, es decir, a la conciencia. Es aquí cuando entra en juego la atención, que actúa como un filtro que nos permite distinguir aquellas cosas que consideramos importantes y desechar las que no. Ampliaremos sobre ella en un artículo próximo.

En resumen. Estamos constantemente recibiendo información, alguna de ella no somos conscientes ni de que la estamos recibiendo porque el cerebro no le da importancia (evita la saturación y ahorrar energía) y a la que prestamos atención pasa a la memoria de trabajo.

La memoria de trabajo

Una vez la información ha entrado a la memoria sensitiva y ha pasado el filtro de la atención, la información pasa a formar parte de nuestra memoria de trabajo. Esta memoria trabaja constantemente, siempre tenemos información en ella.

Esta memoria es la encargada de muchos otros procesos, entre ellos la codificación del lenguaje, la manipulación de la información, es decir, podemos "jugar" con los conceptos e imaginar a un perro, luego cambiarle el color del pelo a verde y ponerle una diadema rosa en la cabeza; y la combinación de la información recibida, tanto la externa (que proviene de los sentidos y memoria sensitiva) como interna (que podemos evocar de nuestra memoria a largo plazo).

Un aspecto muy importante que debemos destacar es que la capacidad de esta memoria es limitada, es decir, si intentamos prestar atención a muchos aspectos al mismo tiempo, habrá información que olvidaremos. Por ejemplo, cuando entramos a una habitación buscando algo y olvidamos completamente lo que habíamos ido a buscar o cuando decimos que tenemos una palabra en "la punta de la lengua".

Una pausa. Esto nos sirve para ver más claramente cómo las memorias e información está interconectada en nuestro cerebro. ¿Qué haces cuando se te ha olvidado la palabra que ibas a decir o lo que buscabas en la habitación? Probablemente busques esas conexiones, esos otros objetos o palabras, situaciones, eventos, que te recuerden y te lleven de vuelta a esa palabra u objeto que buscabas. ¿Ves las conexiones?

El siguiente paso es intentar que la información que está en la memoria de trabajo pase a formar parte de la memoria a largo plazo. Esto sucede, en cierta forma y de modo muy general, cuando somos capaces de establecer, crear o modificar conexiones con la información previa (que ya se encuentra en esta memoria a largo plazo). Una vez integrados, luego podremos seguir trabajando para traerlos de vuelta a la memoria de trabajo y utilizarlos en diversas situaciones.

Una de las mejores formas para establecer estos links entre la información de la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo son las analogías e historias, porque nos resulta muy fácil conectarlas con otras experiencias previas.

⚠️ Importante. No podemos ampliar la capacidad de la memoria de trabajo, es decir, no se puede mejorar (es natural), aunque sí optimizar. Este hecho, en principio, no afecta al aprendizaje.

La memoria a largo plazo

Es la memoria más profunda, donde tenemos almacenada la gran mayoría de información y, mucha de ella, podemos recordarla y evocarla. En esta memoria hay millones de cosas almacenadas, pero no somos capaces de “traer a la luz” todas ellas.

Una vez la información forma parte de nuestra memoria a largo plazo, en principio, no se puede olvidar. Es cierto que hay cosas que pudimos aprender mucho tiempo atrás y puede que no las podamos recordar. Esto se debería, en cierta manera, a las conexiones tan débiles que hay formadas con la demás información y conocimiento. Por otro lado, en caso de que volviésemos a estudiarlo, tardaríamos en comprenderlo y adquirirlo mucho menos que una persona que no haya estudiado nunca esa información/habilidad/competencia y que carezca de esa información en su memoria a largo plazo.

Esta información, vamos a decir, sin etiquetar, sin vínculos fuertes, podríamos llegar a evocarla en algún momento mediante:

  • Familiaridad. Ejemplo: Me suena esta cara aunque no sé quien es: Intento recordar dónde la he visto, con quién estaba, hace cuanto la vi...
  • Reconocimiento. Ejemplo: Reconozco esa cara, sé donde he estado con esa persona pero no consigo crear la última conexión que me diga seguro quien es.
  • Recuerdo mediado por pistas. Ejemplo: Empieza por B, tiene el pelo negro, lleva gafas, la conociste en el parque cuando estabas con Luisa jugando, etc.

A modo de conclusión

Aunque sé que es tan solo un acercamiento al ilusionante y complejo mundo del cerebro, el aprendizaje y la memoria, nos puede ayudar a entender un poco mejor los procesos por los que pasa la información, por qué recordamos unas cosas y por qué no otras o a qué se deben algunos procesos que nos pasan (y a nuestro alumnado) continuamente.

También cabe destacar que toda esta información es parte de mis aprendizajes, adquiridos escuchando, leyendo e interpretando lo que otros autores/as divulgan, por lo que puede que no todo sea cierto, hayan errores o malentendidos (que desearía que me corrigieses).

Seguiré escribiendo sobre el cerebro, el aprendizaje y cómo podemos mejorar con ello nuestra práctica docente en el aula.

📚 Fuentes

ISAAC GUERRERO

Maestro de inglés. Creador del boletín Claustro Virtual. Fui el cofundador de Somprojecte. A veces escribo con la izquierda.

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