La respuesta es simple: no lo sé. Y es que esta pregunta me lleva retumbando durante toda la mañana. Haces lo que haces porque confías en esas acciones, crees que aportan algo a una comunidad o a ti mismo o porque están alineadas con tus creencias y valores. Pero de repente... ¡Zasca! Se te va todo por el suelo, ya no sabes si ese es el camino correcto o no y si lo que estás promoviendo es lo que deberías.
Tengo, junto con 4 compañeros más, un proyecto de educación sobre el que ya os he hablado en otras ocasiones. En él entrevistamos cada semana a docentes que están haciendo algo diferente en sus aulas, en sus colegios o incluso en su comunidad, teniendo un impacto positivo en la educación de los alumnos.
Conocemos iniciativas increíbles. Proyectos que a mi dificilmente se me habrían ocurrido y que requieren muchísimas más horas que las que nos pagan por prepararnos las clases. Vemos docentes creando auténticas historias dignas de ser publicadas como novelas, alumnos y alumnas creando y motivando un cambio en su vecindario y padres y madres inmersos en la escuela y la educación de sus hijos e hijas, formando un verdadero equipo con los docentes.
Ahora bien. Los maestros y maestras que solemos entrevistar suelen tener un blog personal, de clase y también están muy activos en Twitter, compartiendo decenas de recursos e ideas cada día para los demás y mostrando lo que hacen en sus aulas a diario. Y es aquí donde viene el problema, el punto en el que me cuestiono las cosas.
Cada vez más los docentes comienzan a subir vídeos en medio de la clase, fotos, alumnos exponiendo, cantando, bailando o trabajando cooperativamente. ¿Qué tiene esto de malo? En principio nada, pero podría haberlo.
El juego y la diversión como fin, no como medio.
Me da miedo que el hacer actividades chulas, que podamos contar en Twitter o en nuestro blog, se convierta en el fin educativo de algunos maestros. Que la decisión de hacer unas actividades u otras esté más enfocado en si son "compartibles" y si tendrán muchas reacciones en los medios digitales.
Si llegamos a ese punto estaremos perdidos. Nunca tenemos que perder el objetivo principal de la educación y nunca debemos anteponer nuestro propio beneficio (ser más conocido en las redes, que me contraten para hacer más ponencias y talleres, o incluso convertirme en un gurú) al de los alumnos, al del aprendizaje y el desarrollo sano.
En busca de la mejor toma.
Me da miedo que intentemos buscar la mejor posición para tomar la foto o para grabar el vídeo mientras el alumnado está trabajando. Hay algo que no me acaba de gustar y es que cuando nosotros intentamos grabar a los alumnos o hacerles fotos estamos perdiendo por un momento el foco de la clase. Durante ese rato no nos pueden preguntar, no podemos estar atentos a sus reflexiones, dudas, inquietudes y no podemos disfrutar de ellos. ¿Por qué? Porque estamos más pendientes de que el vídeo y la foto salga bien para así poder compartirla.
Es cierto que los tiempos han cambiado y que estamos en una época de compartir, colaborar y ayudarnos los unos a los otros, sobre todo en educación (y es lo que SomProjecte promueve y en lo que cree), pero considero que nos tenemos que poner en su lugar. ¿Nos gustaría que nos grabasen cuando estamos corrigiendo y necesitamos concentración? ¿Nos gustaría que nos grabasen en un claustro en el que estamos debatiendo algunos aspectos importantes? Probablemente no.
Y esto me lleva a otra reflexión. Subimos el vídeo o la foto de unos niños a Twitter y el tweet ha tenido 50RT y 234 FAV. Al día siguiente vamos corriendo a esos niños y les decimos: "¡Mirad, mirad! Vuestro vídeo / foto / trabajo ha tenido 50RT y 234FAV. Y me han comentado todo esto. ¡Buen trabajo!" Después de esto, ¿cómo no queremos que los niños estén enganchados a Instagram, al qué dirán y a recibir las felicitaciones públicas por cada cosa que hacen?
En fin. Supongo que son las dudas que te entran cuando te cuestionas las cosas. ¿Lo estamos haciendo bien? ¿Seguimos por el camino que queremos? ¿Fomentamos el medio como fin en vez de como medio? Desde SomProjecte seguiremos haciéndolo lo mejor que podamos, compartiendo aquellas cosas que creamos que ayudan a los maestros y, sobre todo, a los alumnos. En definitiva, seguiremos trabajando por la educación.
Apunte: Lo anteriormente expuesto son escenas imaginarias, no digo que ocurran así o que no lo hagan, pero desde mi punto de vista hay una opción en la que estas situaciones ocurren.
Apunte 2: Admiro muchísimo a estos profes que pasan horas, días y semanas formándose y creando juegos, proyectos, innovaciones e iniciativas para que sus alumnos disfruten en el aula. Ojalá me hubiese encontrado más profes así en mi etapa de niño. Solo me preocupa un poco que esto se convierta en el objetivo final. ¡Seguiremos trabajando para que sea solo el medio!
Me parece una reflexión muy interesante.
Yo utilizo los medios audiovisuales como apoyo. Soy profesor de Geografía y Arte y necesito trabajar con muchas imágenes. Pero lo más importante es la interacción con los alumnos, es donde verdaderamente se aprende por las dos partes.
No creo en la utilización de los nuevos medios audiovisuales e informáticos como un fin último, sino como una herramienta para facilitar el trabajo de profesores y alumnos.
¿De qué sirve la pizarra digital si detrás no existe una buena programación?
Lo que hace realmente interactiva a una pizarra digital es el factor humano, es decir, el profesor, mientras tanto no dejará de ser un artilugio mecánico.
Es verdad que las nuevas tecnologías nos facilitan algunas tareas: dibujar determinados mapas o figuras, ver procesos en movimiento, ... pero luego queda lo más importante, la tarea del profesor: el "acto didáctico, el momento en que se procesa la información y los diferentes implicados adquieren un sentido pedagógico: lo mediacional, lo contextual, las estrategias, ..."
Totalmente de acuerdo Vicente. Tuve la suerte de estar en tus clases y, ahora que ha pasado el tiempo, te das cuenta de lo importante que es un maestro que transmita y que interaccione bien con los alumnos. El utilizar las herramientas tecnológicas que tenemos al servicio del maestro y de la educación para conseguir mejores resultados (no solo académicos).
Muchísimas gracias por el comentario 🙂
Por supuesto que sí, claro que hay que cuestionarse lo que se hace en educación, sobre todo con el fin de mejorarla.
¡Muy de acuerdo, Mamen!
Lo malo (y lo bueno) de cuestionarse las cosas es que a veces te comes un poco más la cabeza de lo que deberías y te entran dudas de si lo que haces está totalmente ligado a tus valores o no. Ver con ojos críticos lo que hacemos nosotros mismos, como dices, nos permite mejorar.
¡Gracias por tu comentario!