Cuando escuchamos o leemos la palabra líder o liderazgo solemos pensar en una sola persona que dirige y guía a un grupo. Comúnmente ha sido siempre así, pero los tiempos cambian. Evolucionamos y con nosotros también lo hacen nuestros procesos y sistemas. Así surge el liderazgo compartido.
Leyendo el artículo «Shared Leadership: how modern businesses run themselves» me planteé hasta qué punto era conocido el liderazgo compartido.
Como sabéis (si no lo sabéis me podéis conocer un poco más aquí 😉) soy maestro de educación primaria. Sinceramente creo que los maestros debemos ser muy buenos líderes para guiar a nuestro equipo de 25 chavales y chavalas hacia un objetivo común, empoderando a todos ellos para ser autónomos y que se desarrollen en su máximo potencia.
Desde hace tiempo algunos docentes llevan a cabo este liderazgo compartido entrando y compartiendo las mismas sesiones o comunicándose entre ellos para guiar y sacar el máximo potencia del mismo grupo. Parece ser que esto no era tan común en el mundo empresarial.
Qué es el liderazgo compartido
Se basa en el conocimiento colectivo. La idea es que seguiría habiendo un cabecilla que comparte su visión y los objetivos a largo plazo, pero esta persona deja que los demás tomen decisiones, tengan autonomía y a su vez sean ejemplos a seguir para otros compañeros.
Cabe destacar que para que este modelo de liderazgo sea efectivo primero deberemos haber trabajado la cultura y los objetivos de la empresa. Sin alguno de estos dos pasos previos puede que el sistema falle.
Beneficios de esta cooperación
Los beneficios son innumerables, sobre todo si se realiza habiendo trabajado previamente la cultura y el establecimiento de objetivos, como hemos comentado. En este artículo destacamos:
Rendimiento
¡Esencial! Ya se queda atrás lo de trabajar durante 8 horas y cobrar tu sueldo. Deberíamos estar trabajando por objetivos y rendimiento. Establecer milestones cada semana o dos semanas y trabajar para cumplirlas, ya sean 3 que 10 horas.
Además, si a la consecución de estos objetivos le sumamos un carácter cooperativo y de ayuda mutua entre los miembros del equipo, el rendimiento y la productividad se ven incrementadas.
Autonomía
Como os comentaba, uno de los mayores objetivos de los maestros y maestras es conseguir que los alumnos y alumnas desarrollen su autonomía para que puedan resolver problemas por ellos mismos.
Lo mismo pasa en el mundo empresarial. Debemos darles la confianza y las herramientas a nuestro equipo para que sean capaces de tomar decisiones por sí mismos. Esto pasa por compartir parte de este liderazgo con ellos y dotarles de máxima confianza.
Me gusta mucho la frase «Haz lo que creas que más beneficie a la empresa, no hace falta que me preguntes». Creo que cuando lleguemos a este punto es porque hemos conseguido el fin del liderazgo compartido.
Pero, como he dicho antes, para que alguien del equipo sea capaz de escoger lo que más le beneficia a la empresa y al equipo debe tener muy claras dos cosas: la cultura y los objetivos.
Creatividad
No todas las decisiones deben pasar por la persona que actúa como líder, al menos con este modelo. ¿Cuál es la consecuencia? Plena confianza en el equipo para tomar sus decisiones, heterogeneidad mental, diferentes perspectivas y diversas formas de actuar, lo que tiene como resultado la creatividad a la hora de resolver los problemas.
Si todas las acciones pasasen por un mismo filtro, todas y cada una de ellas tendrían algún que otro rasgo de esa persona. Si cada decisión, cada resolución de un problema pasa por diversos filtros y procesos mentales conseguiremos un mayor rango de acción y resolución.
Dentro de esta creatividad y autonomía, tenemos que tener en cuenta, como venimos repitiendo, que estas decisiones estén bajo el paraguas de la cultura, que nada se salga de ahí.
Clima de equipo
Todos y todas aportan. Todos y todas se ayudan. Todos y todas son autónomos para tomar decisiones. Todos y todas reciben y dan feedback. Todos y todas se consideran útiles e importantes para la empresa.
A las personas nos gusta sentirnos útiles, relevantes, saber que se confía en nosotros y en nuestras decisiones. Esto conlleva que los miembros tengan una confianza brutal y estén contentos con su trabajo. Cuando te sientes parte importante de algo, tu implicación en ese proyecto se multiplica.
No dejes pasar más tiempo. Comienza a empoderar a los miembros de tu equipo porque, recuerda, que los líderes crean más líderes, no solo guían.
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